El Instituto
Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), organismo de fomento y
promoción de la cinematografía argentina, aprobó en concurso, a través del
comité de evaluación de proyectos documentales, el proyecto del film “Jugar mi
juego”, de Gato Martínez Cantó, un abordaje sobre la temática de los juegos de
rol.
Destacadas
personalidades de las principales asociaciones de documentales del país (DOCA,
DIC, RDI, ADN y PCI) y de la producción documental declararon de interés
cinematográfico, mediante concurso abierto y público, la realización del
proyecto “Jugar mi juego”, película que propone abordar la temática de los
juegos de rol.
De ésta manera, el
Instituto de Cine argentino aportará un 60% del presupuesto para la realización
del documental digital, a cambio de los derechos de exhibición de la película
para su señal de televisión INCAA TV. El monto restante para la realización del
film será aportado por el realizador Gato Martínez Cantó y por fondos privados.
El documental
aborda en sentido amplio la temática de los juegos de rol, cómo se encuentran
inmersos en la cultura contemporánea, los usos en prácticas educativas, la
construcción de la creatividad y los mundos imaginarios posibles que se
abordan. El film tendrá una fuerte impronta y orientación hacía la cultura
“geek”, el universo “fandom” y la literatura fantástica.
Breve sinopsis
Manuel de la Serna
es actor, narrador oral y docente. Da clase en un taller de juegos de rol: de
alguna manera, enseña a jugar. Viendo a sus alumnos, una pregunta asalta con
furia sus pensamientos: ¿Existe un ser nacional “rolero”? Así, el protagonista parte con esa pregunta a
recorrer la calle. Se convierte en un censista de los clubes de rol de una
misteriosa Buenos Aires, dando cuenta en las preguntas y respuestas de lo
inexplicable que pueden ser las pasiones.
Manuel continúa
buceando en el universo que se despliega, casi por sinapsis, de estos juegos.
Personajes y situaciones impensadas se dan a medida que avanza el relato.
Recitales de bandas “vikingas”, torneos de luchas medievales, festivales de
disfraces de personajes de cómics… mucho “olor a espíritu adolescente”.
A medida que avanza
el relato documental, la película indaga sobre la identidad y la construcción
de la misma a través de los juegos: ¿Qué hay en eso de jugar a ser “otros” y
en la posibilidad de imaginar otros mundos posibles?
Sobre los juegos de
rol
¿Juegos de qué…
juegos de rol? Esa es la primera pregunta que uno escucha cuando habla con
alguien que no sabe que son los Juegos de Rol.
Para comenzar una respuesta
más o menos sintética, se podría decir que existen unos juegos de mesa donde
los participantes interpretan personajes y narran situaciones en su mayoría
fantásticas. Son juegos basados en la narración oral, en la actuación y en la
improvisación, acompañados por una cuota de azar.
Los JdR (Juegos de
Rol) se dan en forma de encuentros en los que un participante oficia de
narrador y comienza contando una historia. Los otros jugadores asumen los roles
de personajes de esa historia y deciden las acciones que desarrollará cada uno
de ellos. De esta manera, a lo largo de unas 5 o 6 horas, todos cuentan la
historia como si fuese un cadáver exquisito.
En un escenario de
palabra e imaginación se libran batallas fantásticas en una mesa poblada de
libros, dados y papeles. Cada uno de los congregados decide interpretar un
personaje de características épicas, mientras que uno en particular asume el
papel de director / narrador y presenta el mundo donde se desarrollarán sus
aventuras.
Palabras de Gato
Martínez Cantó, director del documental
“Hace 20 años que
me dedico a la actividad audiovisual, y hace 25 que juego al rol. Este
documental es un proyecto personalísimo: creo que parte de mi vocación por los
relatos audiovisuales y la narrativa proviene de aquella temprana adolescencia,
proto-globalizada, donde en Argentina nos costaba horrores conseguir libros de
la editorial norteamericana TSR, o de su par español, la editorial Zinco. Solo
un pensamiento para ubicarnos: arranqué jugando al rol a los 14 años, y tuve
acceso a Internet y a mi primer correo electrónico a los 24. Las cosas eran
realmente muy distintas.
En gran parte de
los días dispensados en estas partidas, fui director de estos juegos,
inventando historias, combates,
dibujando mapas, interpretando villanos para derrotar… Prefería imaginarme
mundos y aventuras para compartir con otros que colectivamente participaban y
las hacían propias.
Cómo realizador
audiovisual siempre me intrigó la mirada de los otros acerca de este fenómeno.
Siempre el imaginario se encontraba constituido de estigmas y prejuicios,
volcados a lo violento o a lo infantil. Excusarse de un hobby es complejo, aún
frente a la madre o la esposa. Es el pedir pequeños perdones para tener un
momento de encuentro con amigos.
Siento que es una
cuenta pendiente poder realizar este documental. Hay cuestiones que se me
presentan a la hora de indagar sobre este universo: ¿Cuánto de nuestra
cultura se encuentra atravesada por prácticas lúdicas? ¿En qué medida
incorporamos la avalancha consumista que se nos impone hasta en los juegos?
¿Cuánto de invasión cultural y prepotencia de mercado se pueden percibir en lo
que leemos?
Hay cuestiones que
hacen a la identidad y al asumir ser otro que me intriga, porque como docente
me apoyo mucho en los juegos de rol a la hora de enseñar. Cuestiones como el
cambio de roles, o la lectura de textos históricos desde el lugar de los
protagonistas, me resultan en la didáctica, aquella maraña articuladora de los
procesos de enseñanza y aprendizaje.
He trabajado como
educador popular en diferentes lugares: Varios institutos penales de menores, un
par de neuropsiquiátricos y universidades públicas. Fui co-director de un
festival de cine de temática del encierro y formé parte de una organización de
derechos humanos reconocida mundialmente, como son las Madres de Plaza de Mayo.
¿Qué tiene que ver
todo esto con una película documental como esta?
Precisamente que en
gran parte de estos lugares las condiciones de subsistencia son frágiles, y el
día a día aplaca cualquier desborde de imaginación y fantasía. Lo cotidiano se
planta como naturalizado y la avanzada de una híper-realidad triste marca la
chatura y el conformarse sin poder en pensar más allá del hoy. Imaginar es un
ejercicio de despegue que nos puede permitir vernos de otra manera… y eso es un
buen comienzo para cualquiera con ganas de tratar de torcer el rumbo del
destino.
Quizás por eso
pienso que esta película es necesaria.
Porque creo, cada
vez más, que al mundo se lo puede cambiar contando historias.
Los desafíos
“Esta película busca abrir el juego a los públicos más amplios posibles. ‘Jugar mi juego’ apuesta a la
divulgación de los juegos de rol, e indaga sobre este fenómeno. Si bien hay una
mirada ‘desde adentro’, que
reivindica a los juegos de rol plenamente, sin huirle a los prejuicios y las
problemáticas que surgen, no es una película de nicho o sólo para entendidos. Los guiños son múltiples para quienes
juegan ‘al rol’, y mi desafío es que
disfruten sobre manera de la película. Pero la película será lo más abierta
posible a todos quienes quieran tener una mirada sobre este universo lúdico y
creativo.
Por eso, una de las propuestas centrales del proyecto, es tener canales
de comunicación bien fluidos con comunidades, clubes de rol, jugadores, amantes
de la literatura fantástica y la ciencia ficción, y con todos aquellos que
quieran aportar al documental. La estructura narrativa está trazada y firme, a
la vez que es flexible para incorporar nuevas ideas y sugerencias. A través de
las redes sociales electrónicas, principalmente Facebook, se irán publicando
los avances y la realización integral del proyecto.
Otra de las posibilidades de la película es la incorporación de dramatizaciones
y partes de ficción, en clave de humor, como forma de ilustrar las acciones de
los personajes de los jugadores de rol.
Por otro lado, la oportunidad de los productos derivados del documental
son múltiples, y ya estamos pensando en micros para Internet con material
anexo, pequeños cortometrajes, banda de sonido con artistas reconocidos
invitados, y un “detrás de escena” bien frondoso, que pueda ser una producción
en sí misma”.